Algunos documentos del Concilio Vaticano II como el
“Decreto Perfectae Caritatis” y la “Presbiterorum Ordines” han aportado
afirmaciones muy valiosas para el tema de la dirección espiritual, y que
permanecen como punto de referencia para descubrir su riqueza, y que nos ayudan
a mirar la dirección espiritual como un gran medio que el Señor nos ofrece,
para la cura personal, que no es algo ya pasado de moda, sino que tiene
vigencia y que ayuda verdaderamente a los que quieren emprender la búsqueda de
la santidad.
En estos documentos del
Concilio se invita a los superiores a ofrecer la dirección espiritual, cada
seminario, o casa religiosa, debe contar con un fuero interno, que ayude a los
seminaristas, aspirantes, religiosos, a contar con este medio. Lo mismo se
puede decir de una diócesis, el Obispo debe invitar a los sacerdotes a seguir
llevando la dirección espiritual, en cada parroquia los sacerdotes deben ofrecer este medio a los feligreses.
¿Cómo se puede reconstruir el rol formativo de la
dirección espiritual en la experiencia eclesial y en el periodo que sigue al
Concilio Vaticano II?
La Pastores Dabo Vobis ha aportado mucho a este tema,
hoy en día el papel de la dirección espiritual es muy importante, pero es muy
valioso que desde los años de formación en los seminarios o en las comunidades
religiosas, se haga esa propuesta decidida y convincente de la dirección
espiritual, desde el inicio el candidato, el aspirante, “debe descubrir la gran
tradición del acompañamiento espiritual individual, que ha dado siempre tantos
y tan precioso frutos en la vida de la Iglesia” (PDV 40).
Y también es importante
educar desde el inicio en la libertad, es decir ofrecer la dirección espiritual
como una ayuda personal, que el joven la asuma con espíritu de libertad, que
descubra que es de beneficio para él.
¿Cuáles son hoy concretamente las condiciones de
frente a las cuales y en las cuales vienen a buscar la dirección espiritual y la
formación de la conciencia?
Concretamente la dirección espiritual se
busca porque es un medio que ayuda a
orientar nuestra vida hacia el fin último que es Dios, y para ello necesitamos
de un guía espiritual que nos vaya orientando por donde debemos caminar, la Pastores Dabo Vobis dice que la dirección
espiritual “es un medio clásico, que no ha perdido nada de su valor” (PDV 81)
el Cardenal Montini, decía: «la dirección espiritual tiene una función hermosísima y,
podría decirse indispensable, para la educación moral y espiritual de la
juventud, que quiera interpretar y seguir con absoluta lealtad la vocación, sea
cual fuese, de la propia vida; ésta conserva siempre una importancia
beneficiosa en todas las edades de la vida, cuando, junto a la luz y a la
caridad de un consejo piadoso y prudente, se busca la revisión de la propia
rectitud y el aliento para el cumplimiento generoso de los propios deberes. Es
medio pedagógico muy delicado, pero de grandísimo valor; es arte pedagógico y
psicológico de grave responsabilidad en quien la ejerce; es ejercicio
espiritual de humildad y de confianza en quien la recibe» (J. B. Montini, Carta
pastoral Sobre el sentido
moral, 1961).
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