VATICANO, 24 Oct. 12 Siguiendo el ciclo de catequesis que anunció el
miércoles pasado en ocasión del Año de la Fe, el Papa Benedicto XVI
dedicó la audiencia general de esta mañana a responder a la pregunta: ¿Qué
es la fe?
Ante miles de fieles reunidos en
la Plaza de San Pedro que aún está con las imágenes de los 7 nuevos santos que
canonizó el domingo, el Santo Padre dijo que "hoy quisiera reflexionar con
ustedes sobre lo elemental: ¿qué es la fe? ¿Tiene sentido la fe en un mundo
donde la ciencia y la tecnología han abierto nuevos horizontes hasta hace poco
impensables? ¿Qué significa creer hoy en día?"
"En efecto, en nuestro
tiempo es necesaria una educación renovada en la fe, que abarque por cierto el
conocimiento de sus verdades y de los acontecimientos de la salvación, pero
que, en primer lugar, nazca de un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo,
de amarlo, de confiar en Él, de modo que abrace toda nuestra vida".
Ante diversos desafíos que presenta
el mundo actual y que generan una especie de "desierto espiritual",
continuó el Papa, y a pesar de los avances de la ciencia, "el hombre de
hoy no parece ser verdaderamente más libre, más humano, permanecen todavía
muchas formas de explotación, de manipulación, de violencia, de opresión, de
injusticia".
Sumado a esto está la tendencia
de creer sólo en aquello que se puede ver y tocar. Sin embargo hay quienes,
pese a la desorientación, intentan ir más allá para responder a preguntas
fundamentales como "¿qué sentido tiene vivir? ¿Hay un futuro para el
hombre, para nosotros y para las generaciones futuras? ¿En qué dirección
orientar las decisiones de nuestra libertad para lograr en la vida un resultado
bueno y feliz? ¿Qué nos espera más allá del umbral de la muerte?"
El Papa resaltó que
"necesitamos no sólo el pan material, necesitamos amor, sentido y
esperanza, un fundamento seguro, un terreno sólido que nos ayude a vivir con un
sentido auténtico, incluso en la crisis, en la oscuridad, en las dificultades y
problemas cotidianos".
"La fe nos da
precisamente esto: en una confiada entrega a un ‘Tú’, que es Dios, el cual
me da una certeza diferente, pero no menos sólida que la que proviene del
cálculo exacto o de la ciencia".
La fe, prosiguió el Santo Padre
"no es un mero asentimiento intelectual del hombre a las verdades
particulares sobre Dios, es un acto con el cual me entrego libremente a un Dios
que es Padre y me ama, es adhesión a un ‘Tú’ que me da esperanza y confianza".
"Ciertamente, esta unión con
Dios no carece de contenido: con ella, sabemos que Dios se ha revelado a
nosotros en Cristo, que hizo ver su rostro y se acercó realmente a cada uno de
nosotros. Aún más, Dios ha revelado que su amor al hombre, a cada uno de
nosotros es sin medida: en la Cruz, Jesús de Nazaret, el
Hijo de Dios hecho hombre nos muestra, en la forma más luminosa, hasta dónde
llega este amor, hasta darse a sí mismo hasta el sacrificio total".
Benedicto XVI
explicó que "con el misterio de la muerte y resurrección
de Cristo, Dios desciende hasta el fondo de nuestra humanidad, para volverla a
llevar hacia Él, para elevarla hasta que alcance su altura. La fe es creer
en este amor de Dios, que nunca falla ante la maldad de los hombres, ante el
mal y la muerte, sino que es capaz de transformar todas las formas de
esclavitud, brindando la posibilidad de la salvación".
Tras recordar que "debemos
ser capaces de proclamar y anunciar esta certeza liberadora y tranquilizadora
de la fe, con palabras y con nuestras acciones para mostrarla con nuestra vida
como cristianos", el Papa remarcó que "el rechazo, por lo tanto,
no nos debe desalentar".
"Como cristianos, somos
testigos de este suelo fértil, nuestra fe, incluso dentro de nuestros límites,
demuestra que hay buena tierra, donde la semilla de la Palabra de Dios produce
frutos abundantes de justicia, paz y amor, de nueva humanidad, de salvación. Y
toda la historia de la Iglesia,
con todos los problemas, demuestra también que existe la tierra buena, existe
la semilla buena que da fruto".
Luego de subrayar que la fe es
ante todo "un don sobrenatural, un don de Dios", el Santo Padre dijo
que la base de este camino de fe "es el bautismo, el sacramento que nos
da el Espíritu Santo, que nos hace hijos de Dios en Cristo, y marca la
entrada en la comunidad de fe, en la Iglesia: no se cree, sin prevenir la
gracia del Espíritu; y no creemos solos, sino junto con los hermanos. A partir
del Bautismo cada creyente está llamado a re-vivir y hacer su propia confesión
de fe, junto con sus hermanos".
El Papa indicó además que si bien
"la fe es un don de Dios, pero también es un acto profundamente humano
y libre. El Catecismo
de la Iglesia Católica lo dice
claramente: ‘Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del
Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente
humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del
hombre’".
Para concluir, el Santo Padre
dijo que "nuestro tiempo requiere cristianos que han sido aferrados por
Cristo, que crezcan en la fe a través de la familiaridad con las Sagradas
Escrituras y los Sacramentos.
Personas que sean casi como un libro abierto que narra la experiencia de la
vida nueva en el Espíritu, la presencia del Dios que nos sostiene en el
camino y nos abre a la vida que no tendrá fin. Gracias".
No hay comentarios:
Publicar un comentario