FE,
CREER EN JESUCRISTO
Comprender que la fe es un don de Dios, que nos ayuda a
creer en Jesucristo, Hijo único de Dios, que se ha hecho hombre en el vientre
purísimo de Santa María, y que ha venido al mundo para salvarnos y hacernos
hijos adoptivos de Dios.
TEXTO BIBLICO
“Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió
a su propio Hijo, nacido bajo el dominio de la ley, para liberarnos del dominio
de la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios”
(Gál 4,4-5).
ILUMINACIÓN
Este texto de la Sagrada Escritura, nos hace comprender
que Jesucristo es el acontecimiento último al que convergen todos los
acontecimientos de la historia de la salvación. Es la Palabra Única, perfecta y
definitiva del Padre.
Por su revelación,
«Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora
con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su
compañía» (DV 2). La respuesta adecuada a esta invitación
es la fe. (CEC 142)
Por la fe, el hombre somete
completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre
da su asentimiento a Dios que revela (cf. DV 5). La sagrada Escritura llama «obediencia de
la fe» a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm 1,5; 16,26). (CEC 143).
LA FE ES ANTE TODO UN DON DE DIOS
La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por Él,
veamos el ejemplo que nos presenta la Sagrada Escritura, en San Mateo, Después
de la confesión de fe que hace Simón, el Señor le dice: “Dichoso tú Simón hijo
de Juan, porque eso que has dicho, no te lo ha revelado ningún hombre, sino, mi
Padre del Cielo” (cfr. Mt 16,18).
Todos nosotros los bautizados, hemos recibido este don de Dios,
por lo tanto tenemos que tener la firme convicción que si creemos en Dios, y
creemos en toda la Revelación, eso es fruto de un regalo que hemos recibido del
mismo Dios, eso debe motivarnos a creer por convicción, no por sentimiento.
La fe es un conocimiento: nos hace conocer verdades naturales y
sobrenaturales. Es maravilloso descubrir que es Dios siempre el que sale al
encuentro del hombre y le hace conocer sus misterios. En la historia de la
salvación descubrimos esa cercanía de Dios y esa revelación progresiva que hace
de todas las verdades naturales y sobrenaturales.
La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque
se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede engañarse ni engañarnos»
(Catecismo, 157).
Dios que es fiel a su Palabra nos invita siempre a conocerle, de
hecho, El mismo ha implantado en el corazón del hombre, el deseo de conocerle,
se puede decir que por naturaleza el hombre está llamado a buscar a su
creador.
La inteligencia ayuda a profundizar en la fe. «Es inherente a la
fe que el creyente desee conocer mejor a Aquel en quien ha puesto su fe, y
comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante
suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor» (Catecismo,
158).
CREER EN JESUCRISTO
La
fe es una respuesta personal al amor de Dios. Para el cristiano, creer en Dios
es inseparablemente creer en Aquel que él ha enviado, «su Hijo amado», en quien
ha puesto toda su complacencia (Mc
1,11). Dios nos ha dicho que le escuchemos (cf. Mc 9,7). El Señor mismo dice a sus discípulos: «Creed en Dios,
creed también en mí» (Jn 14,1).
Podemos creer en Jesucristo porque es Dios, el Verbo hecho carne: «A Dios nadie
le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha
contado» (Jn 1,18). Porque «ha
visto al Padre» (Jn 6,46), él
es único en conocerlo y en poderlo revelar (cf. Mt 11,27). CEC 151.
Los Evangelios nos presentan a Jesús Vivo
En los Evangelios encontramos los episodios más
significativos de la vida de Jesús y sus principales enseñanzas. Sin ellos, la
memoria de Jesús habría quedado reducida a escasas informaciones de los
historiadores de su época. Sin embargo los Evangelios son “experiencias de un
encuentro con una persona” que los primeros discípulos van transmitiendo como
quien encuentra un tesoro. La Palabra de Jesús y la vida de Jesús es una “Buena
Noticia”.
Para creer en Jesucristo es necesario que lo conozcamos,
y para conocerlo es necesario leer los Evangelios, dice san Jerónimo “el que
desconoce las escrituras, desconoce a Dios” y lo mismo podemos decir de Los
Evangelios “el que desconoce los Evangelios, desconoce a Jesucristo”.
Por esa razón te presento a continuación el tema central
de cada Evangelio.
Evangelio de San Marcos
Fue el primero que escribió quizá entre los años 60 d.C.
y es el Evangelio más corto de los cuatro, apenas tiene 16 capítulos. Los
destinatarios del Evangelio son, en su mayoría no judíos, a quienes San Marcos
tiene que explicar expresiones y costumbres judías (Mc 5,41; 7,3).
El tema central del Evangelio es la identidad de Jesús:
Jesús es el Mesías (Mc 1,14-8,30) es el Mesías sufriente e Hijo de Dios (Mc
8,31- 16,8).
Evangelio de San Mateo
San Mateo responde a la situación que vivía su comunidad
(Judío-cristianos) mostrando que Jesús es el Mesías, explicando que la Iglesia
ha heredado la misión de Israel y ahora es el nuevo pueblo elegido de Dios,
donde se hace presente el reino de Dios e invitando a los cristianos a vivir
las enseñanzas de Jesús.
Su Evangelio
centra la atención en: La presentación del Mesías como Hijo de Dios (Mt
1, 14-16); en el anuncio del reino de los cielos (Mt 4,17-16,29); la invitación
a los discípulos al seguimiento del Mesías sufriente (Mt 16,21-18,20).
Evangelio de San Lucas
San Lucas hace primeramente una presentación de Jesús
como el Salvador, el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, lleno del Espíritu
Santo (Lc 1,5-4,13), luego narra la actividad de Jesús en Galilea (Lc 4, 14-
9,50), el viaje a Jerusalén (Lc 9,51-19,28), la actividad de Jesús en Jerusalén
para finalizar con la Pasión y Resurrección de Jesús (Lc 22,1-24).
Evangelio de San Juan
El cuarto Evangelio, el de San Juan, fue escrito a
finales del siglo primero. Se distingue de los otros tres, narrando milagros
muy importantes que no se encuentran en aquellos, como el del agua convertida
en vino en Caná (Jn 2,1-12) y la resurrección de Lázaro (Juan 11,1-44). Además
narra largos discursos, como el que sigue a la multiplicación de los panes, se
nota una Cristología mucho más desarrollada, insistiendo sobre la divinidad de
Jesús.
El Evangelio de Juan es una respuesta a la situación que
vive su comunidad: a la polémica sobre la humanidad y divinidad de Jesús, el
evangelista responde profundizando en el misterio de su Encarnación y de su
muerte. Ante la tentación de huir del mundo, exhorta a los discípulos para que
afiancen su fe en Jesús y unidos a El salgan al
mundo para dar testimonio de la verdad.
La finalidad del cuarto Evangelio está expresada
claramente al final del Capítulo 20: “Jesús hizo en presencia de sus discípulos
muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido
escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para
que creyendo, tengan en El vida eterna.
ACTUEMOS
Nos comprometemos a celebrar nuestra fe, cantando “Tu
Palabra me da Vida”
Nos comprometemos a leer Lc 4,16-22
Nos comprometemos a creer firmemente en Jesús el enviado
del Padre, el Mesías salvador.
COMPROMISO
Procura leer cada día un capítulo de los Evangelios,
siguiendo los cinco pasos de la Lectio Divina. (Leer, Meditar, Orar, Contemplar
y Actuar).
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