sábado, 27 de octubre de 2012

FE: CREER EN JESUCRISTO

En este año de la fe, presentaré unas catequesis, espero que les ayude, esta es la segunda, lleva como título: "Fe, Creer en Jesucristo".

                                              FE, CREER EN JESUCRISTO 

OBJETIVO:
            Comprender que la fe es un don de Dios, que nos ayuda a creer en Jesucristo, Hijo único de Dios, que se ha hecho hombre en el vientre purísimo de Santa María, y que ha venido al mundo para salvarnos y hacernos hijos adoptivos de Dios.
TEXTO BIBLICO
            “Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido bajo el dominio de la ley, para liberarnos del dominio de la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios” (Gál 4,4-5).
ILUMINACIÓN
            Este texto de la Sagrada Escritura, nos hace comprender que Jesucristo es el acontecimiento último al que convergen todos los acontecimientos de la historia de la salvación. Es la Palabra Única, perfecta y definitiva del Padre.
            Por su revelación, «Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía» (DV 2). La respuesta adecuada a esta invitación es la fe. (CEC 142)
Por la fe, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre da su asentimiento a Dios que revela (cf. DV 5). La sagrada Escritura llama «obediencia de la fe» a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm 1,5; 16,26). (CEC 143).
LA FE ES ANTE TODO UN DON DE DIOS
La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por Él, veamos el ejemplo que nos presenta la Sagrada Escritura, en San Mateo, Después de la confesión de fe que hace Simón, el Señor le dice: “Dichoso tú Simón hijo de Juan, porque eso que has dicho, no te lo ha revelado ningún hombre, sino, mi Padre del Cielo” (cfr. Mt 16,18).
Todos nosotros los bautizados, hemos recibido este don de Dios, por lo tanto tenemos que tener la firme convicción que si creemos en Dios, y creemos en toda la Revelación, eso es fruto de un regalo que hemos recibido del mismo Dios, eso debe motivarnos a creer por convicción, no por sentimiento.
La fe es un conocimiento: nos hace conocer verdades naturales y sobrenaturales. Es maravilloso descubrir que es Dios siempre el que sale al encuentro del hombre y le hace conocer sus misterios. En la historia de la salvación descubrimos esa cercanía de Dios y esa revelación progresiva que hace de todas las verdades naturales y sobrenaturales.
La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede engañarse ni engañarnos» (Catecismo, 157).
Dios que es fiel a su Palabra nos invita siempre a conocerle, de hecho, El mismo ha implantado en el corazón del hombre, el deseo de conocerle, se puede decir que por naturaleza el hombre está llamado a buscar a su creador. 
La inteligencia ayuda a profundizar en la fe. «Es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a Aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor» (Catecismo, 158).
CREER EN JESUCRISTO
La fe es una respuesta personal al amor de Dios. Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en Aquel que él ha enviado, «su Hijo amado», en quien ha puesto toda su complacencia (Mc 1,11). Dios nos ha dicho que le escuchemos (cf. Mc 9,7). El Señor mismo dice a sus discípulos: «Creed en Dios, creed también en mí» (Jn 14,1). Podemos creer en Jesucristo porque es Dios, el Verbo hecho carne: «A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado» (Jn 1,18). Porque «ha visto al Padre» (Jn 6,46), él es único en conocerlo y en poderlo revelar (cf. Mt 11,27). CEC 151.
Los Evangelios nos presentan a Jesús Vivo
            En los Evangelios encontramos los episodios más significativos de la vida de Jesús y sus principales enseñanzas. Sin ellos, la memoria de Jesús habría quedado reducida a escasas informaciones de los historiadores de su época. Sin embargo los Evangelios son “experiencias de un encuentro con una persona” que los primeros discípulos van transmitiendo como quien encuentra un tesoro. La Palabra de Jesús y la vida de Jesús es una “Buena Noticia”.
            Para creer en Jesucristo es necesario que lo conozcamos, y para conocerlo es necesario leer los Evangelios, dice san Jerónimo “el que desconoce las escrituras, desconoce a Dios” y lo mismo podemos decir de Los Evangelios “el que desconoce los Evangelios, desconoce a Jesucristo”.
            Por esa razón te presento a continuación el tema central de cada Evangelio.
Evangelio de San Marcos
            Fue el primero que escribió quizá entre los años 60 d.C. y es el Evangelio más corto de los cuatro, apenas tiene 16 capítulos. Los destinatarios del Evangelio son, en su mayoría no judíos, a quienes San Marcos tiene que explicar expresiones y costumbres judías  (Mc 5,41; 7,3).
            El tema central del Evangelio es la identidad de Jesús: Jesús es el Mesías (Mc 1,14-8,30) es el Mesías sufriente e Hijo de Dios (Mc 8,31- 16,8).
Evangelio de San Mateo
            San Mateo responde a la situación que vivía su comunidad (Judío-cristianos) mostrando que Jesús es el Mesías, explicando que la Iglesia ha heredado la misión de Israel y ahora es el nuevo pueblo elegido de Dios, donde se hace presente el reino de Dios e invitando a los cristianos a vivir las enseñanzas de Jesús.
            Su Evangelio  centra la atención en: La presentación del Mesías como Hijo de Dios (Mt 1, 14-16); en el anuncio del reino de los cielos (Mt 4,17-16,29); la invitación a los discípulos al seguimiento del Mesías sufriente (Mt 16,21-18,20).
Evangelio de San Lucas
            San Lucas hace primeramente una presentación de Jesús como el Salvador, el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, lleno del Espíritu Santo (Lc 1,5-4,13), luego narra la actividad de Jesús en Galilea (Lc 4, 14- 9,50), el viaje a Jerusalén (Lc 9,51-19,28), la actividad de Jesús en Jerusalén para finalizar con la Pasión y Resurrección de Jesús (Lc 22,1-24).
Evangelio de San Juan
            El cuarto Evangelio, el de San Juan, fue escrito a finales del siglo primero. Se distingue de los otros tres, narrando milagros muy importantes que no se encuentran en aquellos, como el del agua convertida en vino en Caná (Jn 2,1-12) y la resurrección de Lázaro (Juan 11,1-44). Además narra largos discursos, como el que sigue a la multiplicación de los panes, se nota una Cristología mucho más desarrollada, insistiendo sobre la divinidad de Jesús.
            El Evangelio de Juan es una respuesta a la situación que vive su comunidad: a la polémica sobre la humanidad y divinidad de Jesús, el evangelista responde profundizando en el misterio de su Encarnación y de su muerte. Ante la tentación de huir del mundo, exhorta a los discípulos para que afiancen su fe en Jesús y unidos a El salgan al  mundo para dar testimonio de la verdad.
            La finalidad del cuarto Evangelio está expresada claramente al final del Capítulo 20: “Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más signos de los que han sido narrados en este libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengan en El vida eterna.
ACTUEMOS
            Nos comprometemos a celebrar nuestra fe, cantando “Tu Palabra me da Vida”
            Nos comprometemos a leer Lc 4,16-22
            Nos comprometemos a creer firmemente en Jesús el enviado del Padre, el Mesías salvador.
COMPROMISO                                    
            Procura leer cada día un capítulo de los Evangelios, siguiendo los cinco pasos de la Lectio Divina. (Leer, Meditar, Orar, Contemplar y Actuar).

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