martes, 11 de febrero de 2014

EL SACERDOCIO DON Y MISTERIO


EL SACERDOCIO DON Y MISTERIO
El Beato Juan Pablo II ha definido el sacerdocio desde su experiencia sacerdotal como “un don y un misterio que supera infinitamente al hombre”[1]. La vocación es el misterio de la elección divina: el mismo pontífice lo explica así apoyándose en un texto del Evangelio de San Juan, y un versículo de la cata a los hebreos. "No me han elegido ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes, y los he destinado para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca" (Jn 15, 16). "Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, (Hb 5, 4)”[2].  En 1996, en un mensaje del Papa Juan Pablo II a los sacerdotes el jueves santo, les decía: “El sacerdocio es una vocación, una vocación particular. La Carta a los Hebreos se refiere al sacerdocio del Antiguo Testamento, para llevar a la comprensión del misterio de Cristo sacerdote. «Tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: ...Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec» (5, 5-6)”[3].  El sacerdocio ministerial es el don más precioso que Dios pueda darle a una persona y a una comunidad porque los sacerdotes tienen la potestad de  “ofrecer el sacrificio y perdonar los pecados, y desempeñar públicamente, en nombre de Cristo, la función sacerdotal en favor de los hombres”[4].



[1] JUAN PABLO II, Don y Misterio, en el quincuagésimo aniversario de mi sacerdocio, Madrid 1996, 17.
[2] Ibid. 1
[3] JUAN PABLO II, Cartas a los sacerdotes, 17 de Marzo de 1996, España 2005, Pag. 149.
[4] CONCICLIO ECUMENICO VATICANO II,  Decreto sobre el ministerio y la vida de los presbíteros,
    Presbyterorum Ordinis, n.2                                          

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